Resumen de la mesa redonda realizada el pasado 25 de junio en la sede de Barcelona Digital y moderada por Xavier Puig García.

Las estadísticas son tozudas. La mayoría de los estudios apuntan que las ciudades consumen el 75% de los recursos naturales y de la energía mundial y generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero, ocupando tan solo el 2% del territorio mundial. Si en el año 2050, el 75% de la población vivirá en las ciudades, como pronostican los demógrafos, este planeta se juega sus esencias a corto plazo si no estima en alto grado la aportación de inteligencia a la gestión de las ciudades. Con el desarrollo y la ayuda de las tecnologías aparecen las smart cities, aquellas ciudades comprometidas con su entorno, con elementos de arquitectura de vanguardia, y donde las infraestructuras están dotadas de las soluciones tecnológicas más avanzadas para facilitar la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, contribuyendo a hacernos la vida más sencilla. Precisamente es un edificio de vanguardia, el MediaTic, en pleno barrio del 22@, el que acoge la mesa redonda de la sección Ecópolis de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA donde cuatro expertos reflexionan sobre las claves de las smart cities. Todos están de acuerdo que en un momento como el actual, de profunda crisis económica, el modelo smart debe contemplarse como una auténtica oportunidad.

OPORTUNIDAD INTELIGENTE Pilar Conesa, directora del Smart City Expo World Congress, recuerda que el concepto smart city persigue un triple objetivo: conseguir una mejor calidad de vida de los ciudadanos, a la vez que logramos hacer más sostenible la ciudad ambientalmente pero también económicamente. Ello conlleva cambios en la gestión y “obliga con fuerza a que los retornos económicos sean muy claros. La Administración pública no invertirá porque no tiene recursos, aunque puede incentivar las smart cities, pero para la empresa privada los retornos los deben ser muy transparentes”. Para el delegado de Aqualia en Tarragona, Jordi Aguilera, la crisis “obliga a las empresas a optimizar recursos, a desarrollar nuevos proyectos y analizar cómo aprovechar la oportunidad de las smart cities como desarrollo económico de las empresas”. Después de celebrar que el concepto smart ha tenido la suerte de cuajar en las empresas y en la sociedad, Jordi Zubelzu, responsable de innovación de negocio en el ámbito digital de Agbar, mantiene que “la colaboración publico-privada, de la Administración con las empresas, está replanteando cambios en los modelos de negocio de las empresas y generando nuevas oportunidades”. Desde Barcelona Digital, Maurici García, responsable del área de Movilidad y Energía, considera que “el ecosistema inteligente de las smart cities ha introducido el concepto colaboración en el centro del debate, es el elemento básico que junto con movilidad y globalización, son los retos para atraer talento, colaborar y sacar rendimiento”, aunque el entorno económico no sea el más deseable.

´SMART SOCIETY´ Pero para que las smart cities consigan sus objetivos, los expertos también coinciden en la necesidad de poner al ciudadano en el centro del modelo. Por más tecnología que apliquemos a las ciudades, la verdadera smart city será aquella en que los ciudadanos la sepan utilizar con inteligencia. Pilar Conesa mantiene que el ciudadano cada vez se muestra más activo, reclama mayor participación en el modelo de gestión de su ciudad pero que “una smart city no es posible si no hay detrás una smart society“. Se ha llegado al punto en que la tecnología involucra de manera directa a las personas como parte del proyecto. Desde Barcelona Digital incluso se apuesta por incorporar ciudadanos ajenos a las nuevas tecnologías para que validen los procesos. Además, no debe olvidarse que en este momento el 50% de los móviles que hay en el mercado son smartphones, pequeños ordenadores en los bolsillos de los ciudadanos que favorecen la implicación en la gestión cotidiana de su ciudad, les ayuda a ser partícipes en la construcción del modelo de ciudad y en mantener su calidad. Jordi Zubelzu recuerda el papel activo y de sensor del ciudadano ante una avería de agua, y la rapidez de actuación que permite esta información para los operarios de la empresa. De la misma manera en que un ciudadano puede conocer la calidad del agua de las playas gracias a las aplicaciones desarrolladas para móviles por la compañía combinando multitud de datos. Para el responsable de Aqualia, la sociedad está cada vez más madura pero todavía es necesaria una mayor interacción del ciudadano con las compañías de servicio para aportar la solución o la información que realmente le sea útil.

MEJORA DE LA GOBERNANZA Las smart cities también refuerzan el modelo democrático de las ciudades. La participación de los ciudadanos no se limita a una vez cada cuatro años, sino que les permite intervenir en la gestión cotidiana de la ciudad. Los gestores pueden consultar cómo los ciudadanos quieren los servicios, cuáles son sus prioridades o qué modelos seguir. Los expertos coinciden en señalar que deben buscarse nuevas fórmulas y maneras de gobernanza que permitan que las opiniones de los ciudadanos lleguen e influyan en las decisiones de los gobiernos. ¿Qué ventajas puede obtener una ciudad que apuesta por convertirse en una smart city? Aplicados en una urbe de unos 200.000 habitantes, a nivel ambiental supone un ahorro importante en la utilización de recursos; 15% de ahorro de agua en riego de parques y jardines; 25% de ahorro en transporte en la recogida de basuras o casi un 20% menos de emisiones de CO2 a la atmósfera gestionando mejor el tráfico. Precisamente para el 2020 hay fijados retos europeos de reducción de emisiones que, según recuerda Pilar Conesa, va a potenciar el desarrollo de nuevas acciones en el terreno de la movilidad, como el vehículo eléctrico, que ya es una realidad, a la espera de mejorar los puntos de recarga. En el capítulo de emisiones la implementación de contadores inteligentes en municipios de la costa de Tarragona por parte de Aqualia, permite a los operadores comprar agua en alta solo cuando la necesitan con el consiguiente ahorro económico y energético que permite reducir en 340 las toneladas de CO2 emitidas anualmente. Son ejemplos que contribuyen a minimizar la huella ecológica gracias a la aplicación de la inteligencia colectiva y la innovación tecnológica.

REFERENTES A NIVEL MUNDIAL Por ello cada vez son más las ciudades a nivel mundial que se apuntan al concepto smart city, precedidas de laboratorios urbanos donde experimentar las mejoras que pueden introducirse. Los expertos reunidos por EL PERIÓDICO, coinciden en destacar Barcelona, su área metropolitana, y cada vez más las de Lleida, Tarragona y Girona como referentes a nivel mundial en la implantación de este ecosistema inteligente. Pilar Conesa recuerda que si en el siglo XIX el plan Cerdà fue referente del urbanismo, ahora Barcelona quiere ser el referente del urbanismo del siglo XXI con el modelo smart city. Y para ello debe aprovecharse la potencialidad de los diferentes eventos que se celebran en la capital, como el Mobile World Congress o el Smart City Expo World Congress. Esta capitalidad referente de Barcelona y el tiempo que lleva trabajando en este concepto, es la responsable que la ciudad condal esté convocando a otras ciudades a nivel mundial para elaborar el city protocol, la herramienta que a nivel internacional definirá cuáles son los conceptos, protocolos y parámetros necesarios para designar y certificar las smart cities.

MENTALIDAD ABIERTA Probablemente dentro de los protocolos también se establecerá la necesidad de disponer de normativas mejor adaptadas a las nuevas necesidades, menos rígidas y con ordenanzas más abiertas. Los expertos incluso plantean la necesidad de abrir la puerta a mancomunar servicios o concentrarlos para evitar la atomización actual. Un cambio de gestión que afectará también a las administraciones en favor del ciudadano, donde la gestión público- privada será imprescindible. Para ello será necesario avanzar en el Open-Data, en compartir sin restricciones la información disponible de las administraciones, pero también la información de las empresas privadas y del ámbito académico. Esta transversalidad es la necesaria para aflorar el talento y con ello la innovación que impulse las pequeñas y medianas empresas, auténticos motores de la economía. Hay numerosos ejemplos de servicios finales de la smart city posibles, tantos comoservicios públicos debe prestar un ayuntamiento y que van a volverse indispensables para asegurar la calidad de vida y la sostenibilidad en el ámbito de las ciudades. En este sentido se abren muchas oportunidades de negocio.

Por Xavier Jiménez 

Fuente: http://masdigital.elperiodico.com/informatica/las-claves-de-las-smart-cities